Además de las instrucciones, modelos y guía física, existe una gran diversidad de estímulos
antecedentes situacionales que pueden ser presentados o retirados para facilitar la ocurrencia de
conductas. Los ejemplos son numerosos. Una clase con sillas móviles favorece poder trabajar en
pequeños grupos, cosa que no sucede si hay bancos fijos. Un despacho bien iluminado, con una
buena decoración y con el psicólogo situado al lado del cliente en vez de al otro lado de la mesa
puede favorecer que el cliente sea más comunicativo. Apartar a un niño de un compañero perturbador
en clase favorecerá su conducta de estudio. En una institución psiquiátrica o residencia, una
sala de reunión con sofás, mesas redondas, juegos y ausencia de televisión puede facilitar la comunicación
entre los internos.
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